Reinventado el mito de Batman, las miradas de DC apuntan
ahora a la renovación del otro icono de la editorial, Superman, tras la fallida
Returns de Bryan Singer. De reojo, las miradas también apuntan a la esperada
película de La Liga de la Justicia, cuya existencia depende en gran medida de
esta película.
Man of Steel es una película que adapta al personaje a los cánones
actuales de forma acertada, pero que no termina de despegar. Su arranque en el
planeta Krypton es excelente, con mucho ritmo y acción, y aunque el diseño del
planeta, la fauna, la tecnología, bebe de demasiadas inspiraciones y no resulta
demasiado fresco, funciona perfectamente. No obstante, ya desde este prólogo se
aprecian algunos síntomas que afectarán posteriormente a la acción, de los que
ya hablaré luego, porque tienen temita.
El caso es que la película empieza muy bien, y mantiene un
ritmo constante hasta el final. Buen trabajo de condensación de todo lo que
cubre la película, que es mucho, en dos horas y veinte minutos, algo más que
aceptable para lo que suelen durar las superproducciones hoy en día. Buen
montaje con flashbacks, que aunque estén ahí básicamente para evitar comparaciones
con el Superman del 78 dan el pego perfectamente. Buenas interpretaciones, (excelente
elección de Cavill) buenos personajes, todos encajan con el nuevo tono del
filme, mucho más serio que cualquier otra adaptación del cómic.
Todo está bien en esta película, de principio a fin ofrece
una experiencia palomitera muy entretenida y satisfactoria. El problema es que
“bien” no es suficiente. No hay ningún momento verdaderamente espectacular o
épico que te ancle en la butaca. Sí se aprecian atisbos de que, con una mayor
atención a los personajes, se podrían haber conseguido momentos realmente
emocionantes. O, por lo menos, llegar a conectar con lo que pasa en la
pantalla. En las peleas mueren miles de personas, pero a nadie parace
importarle, ni siquiera a Superman. No hay ningún tipo de humanidad entre tanta
destrucción, reduciéndolas a explosiones tan absurdamente grandes que hacen que
lo que ves deje de tener sentido. Cuando
Jenny, la Jimmy Olsen en femenino queda atrapada entre los escombros, y Morfeo
y el otro tío intentan rescatarlo, uno intenta sentir algo por esos personajes
pero… no. Simplemente, la película no conecta con el espectador en ningún
momento, simplemente te muestra una historia entretenida, bien contada, que
olvidarás al salir de la sala.
Quizás el único momento en el que llegué a sentir algo de lo
que veía fue en la escena del huracán. Me gustó la idea tras la muerte del
padre de Clark, concordaba bien con el argumento general de la película. Pero
era tan… surrealista que no la llegas a tomar en serio. Es difícil conectar con
los personajes y sus relaciones en mitad de una estruendosa escena de acción y
destrucción. Tan estruendosas que perjudican a la película. ¿Qué si mola ver a
Superman pegándose con un tío en mitad del aire mientras explotan edificios y
camiones en el aire? Sí, mola, pero hasta un cierto punto. Al trigésimo
rascacielos que destrozan, la cosa pasa de ser épica a ser a todas luces
excesiva. Cada explosión te saca más y más emocionalmente de la historia para
ser un nuevo Transformers. Cada explosión hace que la película “mole” más, pero
la hace sentir menos cercana, menos humana. Y eso es especialmente grave tras
unos trailers que prometían todo lo contrario.
Al final, la película se sintetiza en una primera hora y
media muy prometedora, que intenta varias veces conectar con el espectador y
que anuncia un clímax épico y conmovedor que finalmente se reduce a una somanta
de hostias muy bestias y no demasiado bien rodadas. Tanta destrucción exagerada,
tantas explosiones, tantos cristales y partículas volando, tantos zooms
digitales, tantos lens-flares, tanta cámara inestable, tanto, tantísimo CGI… al
final, las peleas aspiran a ser tanto que se quedan en nada. Es un videojuego
con muy buenos gráficos. Es Transformers en mallas.
¡Dios, si el clímax final es igual que el de Transformers 3!
Maquinote planterio, extraterrestres malos que quieren reconstruir su planeta
en la tierra, pero para ello deben destruirla y aniquilar a la raza humana,
héroe que se debate entre la supervivencia de su pueblo, al que obviamente
quiere recuperar, y la supervivencia de la raza inocente humana, que finalmente
escogerá porque su pueblo fue tan corrupto que se consumió a sí mismo en una
guerra civil, en una batalla en la que una ciudad queda arrasada, donde las
fuerzas humanas son inútiles sin la llegada del extraterrestre bueno… Eso sí,
la acción de Transformers está mejor rodada que la de Man of Steel. Ay Dios.
Mejor paro de escribir que si no me voy a acabar cargando la peli.
En resumidas cuentas, este Man of Steel es un buen comienzo
para una nueva franquicia que puede dar resultados muy prometedores. Es también
una reinterpretación del personaje muy acertada. Y de sobra cumple con los
mínimos que se le exigen a una película palomitera. Buena trama, buenos
personajes, muy buenos actores, buena acción (a pesar de lo ya comentado, es
divertida de ver), muy buena banda sonora… Pero le falta ese algo que la haga
despegar, ese algo que vimos en los trailers y que no está aquí, ese algo que
la convierta en algo más que un simple entretenimiento, que me haga sentir
emociones por la historia, por los personajes, tal como hizo Nolan con Batman.
Aunque él lo logró a la segunda. Así que toca confiar en la secuela, ya
confirmada para la absurda fecha de el año que viene.