Es curioso cómo a la mayoría de los críticos no les convence
El Hobbit, mientras que todos los fans la adoran. Ese extraño acontecimiento
que unió a ambos colectivos hace once años con La Comunidad del Anillo no se ha
vuelto a repetir esta vez. La principal razón de esto parece ser su excesiva
duración, de casi tres horas. No puedo negar que es mucho. Pero que una
película sea larga, no la hace mala. De hecho, nadie se quejó con esos 200
minutos de El Retorno del Rey. Entonces, ¿cuál es el problema aquí?
No se puede esperar lo mismo de una adaptación de El Señor
de los Anillos, unas novelas de marcado tono épico destinadas a un público
adulto que de El Hobbit, un cuento que Tolkien escribió para sus hijos sin siquiera
ánimo de publicarlo. Convertir entonces un cuento en una monumental trilogía de
nueve horas es un reto cuya megalomanía no parecía estar justificada. Pero Peter
Jackson lo afronta, y aprovecha la ocasión para inventarse situaciones y
personajes, ahondar en temas apenas mencionados en el libro y exagerar muchos
momentos para llenar la película de espectáculo y lucimiento de su novedoso y
tan polémico formato a 48 fps. La buena noticia es que lo hace estupendamente,
a pesar de que la crítica en general diga lo contrario. Sí es cierto que
algunas escenas como la aparición de Radagast o el encuentro de Gandalf,
Elrond, Saruman y Galadriel en Rivendel están fuera de lugar y no hacen avanzar
la trama, pero estoy seguro de que su aparición no es capricho, y serán
importantes para alguna trama secundaria de alguna de sus secuelas. Seguro de
que nos depararán muchas sorpresas, especialmente la tercera, Partida y
Regreso, que ya se ha adelantado que servirá como nexo de unión entre El Hobbit
y El Señor de los Anillos.
Por tanto, creo que se está siendo algo injusto con El
Hobbit. Era prácticamente imposible alcanzar las mismas cotas de grandilocuencia
que ESDLA solamente porque la base del libro no daba para mucho más, y aún así
esta primera parte de El Hobbit es puro disfrute de principio a fin. La Tierra
Media de Jackson ya no sorprende, pero sigue siendo igual de impresionante esos
planos aéreos de Nueva Zelanda con esa música que mezcla los maravillosos temas
ya conocidos con algunos nuevos geniales. No es algo que no nos suene, es
verdad, pero es un auténtico placer y una experiencia audiovisual incomparable.
Además de la mejor forma de lucir un 3D y un nuevo formato que realmente
ensalzan la experiencia en gran medida.
El tema de los 48 fps tampoco ha causado demasiada
sensación. De hecho lo que más se ha oído sobre el tema es que es molesto,
extraño e innecesario. A mi me ha encantado. Por si no lo conocéis, 48 fps son
48 fotogramas por segundo, es decir, que en un segundo se bombardea a nuestros
ojos con el doble de imágenes que lo habitual (24fps). Si bien resulta algo
extraño, no puedo negar que me ha encantado. Es casi como si estuviera
acelerado, con movimientos extrañamente fluidos. Por supuesto eso depende del
paladar (o la retina) de cada espectador, pero yo lo encontré asombroso, además
de ayudar a resaltar uno de los 3D más logrados que he visto nunca. ¿Llegará a
convertirse en el nuevo formato referente de la industria? Yo creo que no, y si
lo hace le llevará mucho tiempo. El
nuevo formato es caro, tanto para las productoras que necesitan nuevas cámaras
capaces de grabar en este formato, como para los cines, que tienen que cambiar sus
proyectores, y para el espectador, que tendrá que pagar un plus, por lo menos
de momento. Tampoco ensalzaría esto a una
película sencilla, hasta el punto de perjudicarla (le haría menos creíble,
menos cercana). Pero en superproducciones como esta puede tener mucho que
decir.
Quizás tiene un ritmo algo irregular, pero Un Viaje
Inesperado es muy entretenida, divertida y con momentos sorprendentes. A los amantes
de la obra de Tolkien no les defraudará. Al resto puede que se les haga algo
larga, pero indudablemente pasarán un gran rato disfrutando del talento de
Peter Jackson. Una gran adaptación a la altura de las expectativas.
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