Es difícil no salir decepcionado del Godzilla de Gareth
Edwards basándose en las desorbitadas expectativas que se generalizaron tras el
primer trailer. Este reboot no marca un
antes y un después en el género, pero quienes esperaban eso deberían dejar de
preocuparse por aspiraciones absurdas y disfrutar de lo que tienen delante.
Godzilla es una película imperfecta, sí, pero es un palomiteo muy solvente que
no dejará a ningún fan del kaiju eiga
indiferente.
Inesperadamente, la primera cosa que me vino a la cabeza
mientras veía este Godzilla fue la versión de La Guerra de los Mundos de
Spielberg. Son varios los aspectos que ambas tienen en común. Lo más
importante, una dirección con muchísimo ritmo, muy concisa y directa. No se va
por las ramas con tramas o personajes secundarios que no llevan a ningún lado:
si no es importante para la trama, no le presta atención. Esto es bueno y malo
a la vez. Bueno, porque hace que una película de dos horas se pase muy rápido,
malo, porque hace que una película de
dos horas se pase demasiado rápido.
Hay varios momentos realmente buenos que, o por falta de interés o de
presupuesto (o ambas) se tratan muy por encima. Más grave aún, el monstruo del
título aparece casi como invitado. Lo peor no es que salga poco, sino que el
propio guión le deja muy de lado para favorecer a los MUTOs, la enésima
reencarnación del monstruo de Cloverfield.
Eso sí, cuando por fin sale, hace honor a su nombre.
Ciertamente, las críticas y reseñas no hacen honor a su enormidad. Y como Smaug
en su Desolación, una sola criatura justifica de sobra el precio de la entrada.
Cuanto menos se sepa del monstruo en cuestión antes de ver la película mejor.
En este sentido, una sabia, aunque también tramposa campaña promocional ha
sabido guardar la sorpresa, aunque a costa de hacernos creer que todo gira en
torno a Gojira. Cuestión de gustos, aunque probablemente una película en la que
Godzilla, este Godzilla, fuera la única estrella, habría contentado más. Lo que
sí es destacable es una buena mano de Edwards en todo lo que no son monstruos.
Al igual que en la mencionada Guerra de los Mundos, todos los acontecimientos
de la película se ven a ras de suelo, a través de los ojos de la típica familia
americana protagonista. No es que vaya a ganar un Oscar, y el guión está lleno
de incongruencias (no demasiado graves), pero de la talla más que de sobra.
Pero no quiero juzgar el producto final cuando sus virtudes
pesan mucho más que sus fallos. A costa
de realizar una película más compacta y atractiva a todo el mundo, Edwards
evita mojarse demasiado, lo cual podría haber beneficiado o perjudicado el
conjunto. Su Godzilla va sobre seguro, un entretenimiento muy correcto que
cumple de sobra su objetivo. No es la
película que esperaba, pero es más que suficiente y me deja muy satisfecho. Y
ojalá solo sea el comienzo.