miércoles, 8 de mayo de 2013

Crítica de Iron Man 3




(SPOILERS)

La tercera entrega de las aventuras en solitario de Tony Stark da la bienvenida a la Fase 2 de Marvel, y no ha dejado indiferente a nadie. Las (excelentes) primeras impresiones ya vaticinaban un giro argumental que iba a disgustar a más de uno. Y en efecto, con la película ya en cines de todo el mundo, la reacción de la comunidad de fans no se ha hecho esperar.

De todas las adaptaciones cinematográficas de superhéroes, está es la que más sangre está levantando. El problema viene con el personaje de Ben Kingsley. Lo que nos presentaron en los trailers y en la primera mitad de la película como el Mandarín, un terrorista muy a lo Bin Laden, el mayor enemigo al que se iba a enfrentar Tony Stark, resulta ser un actor llamado Trevor al servicio de Aldrich Killian (Guy Pearce), el verdadero villano de la película. Un movimiento arriesgado, original y polémico.

Sin embargo, los fans no se lo han tomado así. La mayoría se sienten decepcionados, frustrados, incluso timados al haber convertido al archienemigo por excelencia de Tony Stark en los cómics en un fake. Al final Killian se revela a sí mismo como el verdadero Mandarín, un tío muy puesto de Extremis que derrite acero y escupe fuego. De aquí se pueden sacar dos conclusiones: que el Mandarín es realmente Killian o qué (probablemente esto) el Mandarín no existe, es solo una imagen creada para poner rostro a los actos terroristas de Killian y de paso despistar al gobierno de EEUU.




Ninguna de las dos opciones van a convencer a los que esperaban una plasmación fiel de las viñetas a la pantalla. Este no es el Mandarín de Stan Lee, es el de Shane Black. En general no ha colado: los fans están indignados con este movimiento, decepcionados por no haber visto al  villano que conocían, sino otra cosa totalmente distinta.  Lo cual me hace preguntarme qué esperan los fans de una película como estas. ¿Una recreación de lo que han leído, con los mismos personajes e historias? ¿Hasta qué punto los fans toleran los cambios?

A mi parecer, cuánto más identidad propia dote el director a la película mejor. Tampoco digo que sea una “deconstrucción” de la base original, pero sí crear algo nuevo, algo distinto a lo que ya está visto. La cuestión no es si debe o no diferenciarse, sino si lo hace bien o no. En este caso, Shane Black sí lo hace bien, y aunque en principio el estoque de convertir al Mandarín en un fake resulta chocante, no llega a decepcionar, sino que me sorprende, es una jugada muy inteligente por parte del villano y me deja preguntándome como no se le había ocurrido a nadie antes. Decepcionaría si el clímax final no estuviera a la altura que el que hubiera propiciado Ben Kingsley como el Mandarín verdadero. Afortunadamente, la batalla final está llena de armaduras, explosiones y cosas chulas que hace que la jugada valga la pena.



Comentado ya este aspecto, que es el que más polémica ha creado y sobre el que estoy totalmente a favor, vamos con otros aspectos de la película que me parecen interesantes. Vital es esta película para Marvel, quizás la película más importante sobre un personaje aislado de todas las que engloba el proyecto Vengadores de Marvel (a saber, Iron Man, El Increíble Hulk, Iron Man 2, Thor, Capitán América, Los Vengadores, Iron Man 3 y las futuras Thor 2, Capitán América 2, Guardianes de la Galaxia, Ant-Man y Los Vengadores 2). Terminada la “fase 1” con Los Vengadores provocando erecciones a los geeks y no tan geeks de todo el mundo, le toca de nuevo a Tony Stark abrir la fase 2 de películas que hacen camino a Los Vengadores 2 dentro de dos añitos, con toda la presión y hype que eso genera.

Por primera vez vemos el mundo tras la épica batalla de Nueva York, aunque a decir verdad la película no se moja mucho en este aspecto (un flashback por aquí, una pequeña referencia por allá y poco más). Así que Iron Man 3 funciona más como cierre de trilogía que como secuela a Los Vengadores, parece que para eso tendremos que esperar a El Retorno del Primer Vengador, o sea, el Capi, dentro de un año (en serio, mirad el reparto). Eso sí, lo bueno de haber visto a Iron Man peleando contra aliens en Nueva York es que resulta menos “raro” verlo pelear ahora contra superhombres que derriten acero y escupen fuego (bueno, solo una vez) en una trilogía donde todo lo que habíamos visto era relativamente creíble.




Al final, da la sensación que la película trata de evitar todo lo posible su conexión con Avengers para ofrecer una historia propia y centrada en Tony Stark, aunque se echa en falta algo más de concordancia para atar cabos sueltos (con todo lo que pasa en Malibú, es raro que SHIELD no haga nada al respecto, por ejemplo). Al menos, la historia propia sí que tiene coherencia y peso de sobra para mantener la película, al contrario que en Iron Man 2. En un prólogo interesante, con I´m Blue sonando maravillosamente bien durante los créditos iniciales, se presentan a los nuevos personajes de forma un tanto abrupta. Especialmente el Mandarín, al que le eché de menos más presencia durante esta primera parte en los comunicados de televisión, sobre todo porque luego pasa lo que pasa. Mientras no sabemos el engaño, el Mandarín es amenazador y espectacular como pocos. El tal Trevor sería un borracho, pero Dios, vaya actorazo. Por supuesto, Ben Kingsely está genial tanto como Mandarín como Trevor, aunque se le echa de menos más protagonismo.



Otro mérito muy importante de la película, quizás el más importante, es el meter al personaje de “niño coñazo” sin que sea coñazo del todo pero sí un poquito coñazo de forma que te acabas encariñando con él. La parte de Tony con el niño adquiere gran importancia en la película, nunca esperaba que tanto, y la verdad es que funciona muy bien. El personaje de Rebecca Hall, sin embargo, está a todas luces desaprovechado. Su escena con Pepper se siente terriblemente fuera de lugar, como una respuesta a un flashback de Maya eliminado del montaje final, pero que la dejaron porque si no iba a salir cinco minutos y no le iba a dar pena a nadie cuando la matan. Quizás su personaje es la única irregularidad en un guión muy bien hilado y satisfactorio.

Las escenas de acción merecen una mención especial. Esta vez, Tony pasa más tiempo fuera de la armadura, saltando, pegando o disparando (sin sangre)con armas de fuego que con ella, y no por ello la acción deja de ser menos espectacular. Es indudablemente superior a las dos anteriores, sin resulta tan masiva como en Avengers, pero ofreciendo momentos apabullantes, como el rescate del Air Force One, rodado por cierto sin cromas ni efectos digitales.



Al final, deja la saga en muy buen nivel, cerrando una trilogía muy irregular que se ha visto afectada por varios frentes, pero que sin embargo deja a Tony Stark como el héroe insignia de Marvel. Si Iron Man no regresa por su cuenta, cosa bastante probable, tendrá el orgullo de haberse despedido a lo grande. Un final épico para un personaje que se lo merece. Pero sabemos que regresará, con o sin armadura, eso es seguro. Tony Stark will return. Una despedida a lo grande que en realidad es un hasta luego. Pocas veces podemos disfrutar de algo así.



En el fondo todos sabemos quién es realmente el Mandarín...

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