viernes, 7 de febrero de 2014

2014/3: La Gran Estafa Americana


Primer bajón del año, y este duele. American Hustle no es un rotundo fracaso, pero se siente muy descompensada: un excelente trabajo de actores al servicio de una historia que no les hace justicia. El trío protagonista Bale/Cooper/Adams es excelente, pero es Lawrence la que roba el show: un segundo Óscar daría el cante, pero lo cierto es que estaría perfectamente justificado.

Pero al final su increíble trabajo se diluye en un guión que no termina de despegar. Tiene la astucia y los giros que se podrían esperar de su título, pero ninguno consigue despertar demasiado interés, más allá de seguir disfrutando del espectáculo interpretativo, que no es poco. Ver esta competición de talentos resulta lo suficientemente satisfactoria como para justificar la entrada, y eso, junto con un guión con puntuales momentos de brillantez, salva la película, pero la sensación de oportunidad perdida queda presente.

Lo peor es que, si no hubiera ganado el Globo de Oro, ni hubiera conseguido tantas nominaciones, ni fuera lo más puto mainstream junto con El Lobo, estaría hablando de una forma diferente, y esto sería una pequeña sorpresa, como lo fue Cruce de Caminos el año pasado. Desgraciadamente, estamos hablando de la que se supone que es una de las mejores películas del año. Si gana el Oscar, será otro año más cabreado con la Academia. Demonios, ¿por qué esta sí y Cruce de Caminos no? 

lunes, 3 de febrero de 2014

2014/2: El Lobo de Wall Street


Segunda película del año, porque técnicamente es de 2014, pero realmente el año cineástico no empieza realmente hasta febrero, así que la deberíamos considerar como una de las últimas películas de 2013. Sea como sea, una de las mejores películas que veré en los próximos doce meses. Poco queda por decir que no se haya dicho ya de esta película, así que seré breve: El Lobo de Wall Street es una apuesta segura, una película que es imposible no disfrutarla durante sus tres horazas.

Por muy disparatada que parezcan las situaciones de la película, la realidad supera a la ficción, y poca ficción hay aquí prácticamente todas las escenas que suceden están corroboradas como auténticas por el propio Jordan Belfort, autor del homónimo libro del que Scorsese extrae escenas exactas. Por tanto, la grandeza de El Lobo de Wall Street radica en su puesta en escena, un montaje brillante y vibrante que no da un minuto de respiro, para mayor lucimiento de un Di Caprio que pide a gritos su primer Óscar, eso sí, acompañado de un plantel de secundarios de lujo.


Es, además, una de las películas más entretenidas del año. Y aunque la palabra “entretenida” se suelta muy a la ligera, aquí adquiere una dimensión especial. Pocos directores son capaces de introducirte tanto en la acción sin que el interés decaiga en ningún momento, y menos en una película tan gigantesca como esta. Poco más que añadir: película redonda, seria candidata a Óscar, de las mejores de Scorsese.