Primer bajón del año, y este duele. American Hustle no es un
rotundo fracaso, pero se siente muy descompensada: un excelente trabajo de
actores al servicio de una historia que no les hace justicia. El trío
protagonista Bale/Cooper/Adams es excelente, pero es Lawrence la que roba el
show: un segundo Óscar daría el cante, pero lo cierto es que estaría
perfectamente justificado.
Pero al final su increíble trabajo se diluye en un guión que
no termina de despegar. Tiene la astucia y los giros que se podrían esperar de
su título, pero ninguno consigue despertar demasiado interés, más allá de
seguir disfrutando del espectáculo interpretativo, que no es poco. Ver esta
competición de talentos resulta lo suficientemente satisfactoria como para
justificar la entrada, y eso, junto con un guión con puntuales momentos de
brillantez, salva la película, pero la sensación de oportunidad perdida queda
presente.
Lo peor es que, si no hubiera ganado el Globo de Oro, ni
hubiera conseguido tantas nominaciones, ni fuera lo más puto mainstream junto
con El Lobo, estaría hablando de una forma diferente, y esto sería una pequeña
sorpresa, como lo fue Cruce de Caminos el año pasado. Desgraciadamente, estamos
hablando de la que se supone que es una de las mejores películas del año. Si
gana el Oscar, será otro año más cabreado con la Academia. Demonios, ¿por qué
esta sí y Cruce de Caminos no?