viernes, 9 de agosto de 2013

Crítica de The Place Beyond The Pines

The Place Beyond the Pines,  o Cruce de Caminos en España (donde ni siquiera se ha estrenado), es una de las películas más sorprendentes que he visto en mucho tiempo. Una maravillosa puesta en escena acompaña a una historia llena de emoción, que corre a cargo de un impresionante reparto. Ryan Gosling no para de demostrar que es uno de los mejores actores de su generación, en este caso con un papel que recuerda mucho a Drive y que protagoniza los que de lejos son los mejores momentos de la película. Bradley Cooper sorprende en el que quizás sea su mejor papel hasta la fecha, y todo el reparto de secundarios (Eva Mendes, Ray Liotta, Ben Mendelsohn, el joven Dane DeHaan) es espléndido.



Pero lo que podría haber sido un nuevo Drive a mayor gloria de Gosling, toma de repente un giro totalmente inesperado. The Place Beyond the Pines se compone de tres partes perfectamente diferenciadas que, desgraciadamente, van de más a menos, o de más a menos más.  La primera parte es brillante, es de lo mejor que he visto últimamente en cualquier película, una auténtica delicia. La segunda parte se vuelve algo más tópica, aunque Bradley Cooper brilla en momentos excepcionales. La tercera parte es la más floja de las tres, aunque es también excelente, y corre a cargo de dos jóvenes revelaciones, especialmente Dane DeHaan (Chronicle).



En realidad, las tres partes son geniales, llenas de grandes interpretaciones y momentos de pura emoción. El problema es que, al mismo tiempo que engrandece la historia, la entorpece. Hay algunos fallos de continuidad, y la segunda parte se siente un poco fuera de lugar: es una interesante trama de corrupción policial pero que no añade realmente nada a la trama principal, y que podría haberse recortado para aligerar metraje (140 minutos).




The Place Beyond the Pines sufre un extraño problema: el punto de inflexión que hace crecer la historia y la hace muy original, le provoca al mismo tiempo el efecto inverso: que echemos de menos la emoción y sencillez de la primera parte. Aún así, se trata de un defecto mínimo, que algunos considerarán una ventaja. Porque esta película es una auténtica maravilla en todos los sentidos: una maravilla visual, con una fotografía preciosa, personajes con los que conectar, con los que sentir emociones, transmitidas por excelente interpretaciones. Una de las mejores y más originales películas del año… aunque no sé de cual.

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