miércoles, 19 de septiembre de 2012

Crítica de cine: El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace

Crítica con SPOILERS

Bane puede ser muy malo, y el peor enemigo al que se haya enfrentado jamás Batman. Pero, el mayor enemigo de The Dark Knigt Rises (su traducción al español es absurda, y prefiero llamarla TDKR) no es el mercenario enmascarado, por mucho que se empeñe en destruir Gotham. Por muchas flexiones que haga, el Bruce Wayne  de TDKR, el hombre que lleva 8 años en la sombra destrozado por la muerte de su amada, pierde al enfrentarse al Batman que vimos hace 4 años perdiendo la cabeza ante el mejor actor de la historia. Y Bane podrá pegar muy fuerte, pero caerá ante los trucos de magia del Joker del inmortal Heath Ledger.




Así son las cosas. Por mucho que lo intentemos, es prácticamente imposible ir a ver TDKR sin recordar aquella explosión de brillantez sin precedentes que resultó ser El Caballero Oscuro. “O mueres como un héroe, o vives lo suficiente como para verte convertido en un villano”. Si TDKR nunca hubiese existido, El Caballero Oscuro habría muerto como un héroe. TDKR es la secuela que El Caballero Oscuro necesita, pero no la que se merece.

Bueno, dejándome ya de metáforas, vamos a analizar el caso. A Batman le apuñalan, le rompen la espalda, le llevan a la quiebra. Pero Bane nunca consigue llevarle al límite y sacarle lo más profundo como lo hizo el Joker. Tom Hardy da vida a un villano potente y brutal, pero que es como un niño con esteroides comparado con el elegante genio que creó Ledger.



El plantel de secundarios también es irregular. Por un lado, Michael Caine está mejor que nunca lo ha estado en toda la trilogía, Joseph Gordon-Levitt es la revelación de la película y Anne Hathaway es la gran sorpresa con una Catwoman perfecta, el personaje más interesante de la película, que pide más protagonismo a gritos. Sin embargo, luego tenemos a una Marion Cotillard con un papel forzadísimo, un malvado empresario encarnado por Ben Mendelsohn que podría haber dado más de sí y a un Morgan Freeman más anecdótico que nunca.

Y eso nos lleva a una conclusión que supone una decepción con las expectativas que se habían creado. Durante los dos últimos minutos busqué en lo más profundo algo que me emocionara de la forma que lo hizo El Caballero Oscuro, me obligué a repetir las sensaciones que tuve hace cuatro años, pero no las encontré. Y la trilogía que mejores momentos me ha dado y que con más ansias he esperado, se acababa para siempre. Fin.



Pero, pensando con perspectiva, TDKR está muy, muy lejos de ser una completa decepción. Si, claro que no está a la altura de El Caballero Oscuro, pero no por ello hay que despreciarla, todo lo contrario. TDKR alcanza cotas de espectacularidad nunca antes vistas. Escenas de acción brillantes, de las que sobresale el conflicto del avión del prólogo que deja sin respiración. La trama tarda mucho en arrancar, pero cuando lo hace, resulta en una muy interesante idea que alcanza un clímax monumental (a pesar de su descafeinado final). Incluso en los momentos más flojos de la película, se aprecia esa mano maestra de Nolan, unida al empleo masivo de la banda sonora de Hans Zimmer, que crea un ritmo trepidante y sin altibajos durante casi tres horas, una proeza al alcanza de muy pocos.



Así que, desde esa perspectiva, TDKR es un entretenimiento monstruoso como ninguna otra película del verano. Entonces, ¿por qué soy tan duro con ella? Porque estaba mal acostumbrado, mal acostumbrado a un guión inteligente y sin fisuras, a situaciones límite, a personajes pulidos por todos los lados, a toda la perfección que nos brindó El Caballero Oscuro. Pero aquello fue algo irrepetible, y si queremos recordarlo como algo especial, quizás sea mejor que lo siga siendo. Sí, quizás sea esa la clave para ver TDKR: olvidarse de todo lo anterior, entrar al cine con ganas de pasarlo bien y disfrutar con otra clase maestra de entretenimiento marca Nolan. Seguro que no me vuelve a defraudar.

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